Si bien ha habido progresos significativos en términos de cobertura y escolarización, la calidad de la educación aún deja mucho que desearEste año, aún no concluye y ya ha quedado etiquetado como “el gran año del salto tecnológico” y no solo a causa de todos los cambios que se han tenido que implementar a causa de la pandemia o la migración masiva a plataformas virtuales para trabajar o estudiar, sino también por todos los desarrollos que han tenido lugar en ámbitos como Inteligencia Artificial, Internet, seguridad, Big Data y banca digital.
En este contexto, la educación no se ha quedado atrás, todo lo contrario, este año el e-learning ha aumentado un 85%. Vemos una adaptación general en todos los niveles: desde la educación básica hasta la educación superior, talleres, formaciones; nos hemos dado cuenta de que todo puede hacerse en línea si somos lo suficientemente creativos y utilizamos herramientas digitales.
La transformación educativa ha llegado y será digital. Si bien es cierto que existen aún muchos desafíos y que no siempre “más tecnología es mejor”, los educadores y centros de educación no solo deben de enfocarse en la tecnología, ya que la tecnología por sí sola no mejora el proceso de aprendizaje, sino en la forma en la que se integra la tecnología al proceso de enseñanza, dicho de otra manera, como educadores debemos enfocarnos en cómo implementar las metodologías didácticas adecuadas.
La tecnología en la enseñanza contribuye de forma significativa solo si está estipulada o diseñada dentro de un modelo instruccional bien fundamentado e implementado. Una metodología ambiciosa y potente no será exitosa ni sostenible en el tiempo sin la ayuda de tecnología, constante actualización, y sobre todo de Inteligencia Artificial actualizada. Y la manera de que sea exitosa esa metodología no es otra que implementando una enseñanza personalizada.
1 Dic. 2020